Durante los últimos días he transitado más a menudo por la
capital tachirense, el centro de San Cristóbal parece un área de entrenamiento
militar, en donde el caminante debe hacer verdaderas piruetas para mantenerse
dentro de las casi inexistentes aceras, en muchas oportunidades un equilibrista
haría contorsiones para transitar por sobre los brocales eso, si por suerte los
encontramos, y que decir de los profesionales de la economía informal los cuales asumen como propia la acera y en
algunos casos toman posesión de la calle como si de su latifundio se tratara; y
yo me pregunto; ¿es que el caos absoluto es el camino?, acaso la educación en
valores estan tan fuera de moda que el imperio del egoísmo tomo posesión del
ser humano y no nos importa el derecho del otro ciudadano, parece que solo
importa…¡primero yo!
Cuando deambulamos por las calles, observamos con
preocupación como la mayoría de los conductores asumen el manejo como una
prueba de fuerza, en donde hay que vencer cueste lo que cueste, no importa si
chocamos, si arrollamos, si blasfemamos o si nos bajamos del carro para golpear
hasta hartarnos al otro conductor, tenemos que pasar primero.
Amigos míos, no es trabajo del gobierno de turno, ni de la
policía, ni de la autoridad del transito, ni siquiera del cuerpo de leyes que
marcan el patrón de referencia a seguir, es simplemente sentido común.
¿Se ha detenido a observar la conducta humana al momento de
participar de una conferencia, charla, conversatorio, taller, diplomado o
reunión de trabajo?, al momento del
café, la mayoría del personal sale como toros enfurecidos para atacar al mas
indiferente compañero, la meta: la mesa de los confites, cachitos, pasteles y
café; en ese momento nos obnubilamos,
una gruesa neblina opaca nuestros sentidos, corremos desenfrenados, gritamos,
echamos pestes hacia el mundo para al final atiborrarnos del alimento como
bazofias intelectuales carentes del mas elemental sentido humano. El egoísmo
nos gana la carrera y nos volvemos bestias irracionales capaces de cualquier
cosa para alcanzar nuestro objetivo.
Lo descrito anteriormente parece sacado de un cuento de
terror, pero lamentablemente ponemos nuestro ego primero antes que el beneficio
colectivo. Hace unos años alguien me dijo “con desorden no hay libertad”, y es
que las vivencias expuestas anteriormente son un fiel reflejo de una conducta
que nos acerca a la época de la esclavitud, pero no de una esclavitud de soma,
de cuerpo sino del intelecto, nos hemos convertido en reaccionarios pasionales
en donde nos dejamos llevar por los antivalores y dejamos el centro para perder
el equilibrio, la sindéresis, el juicio, la cordura, el tacto y la ilación.
¿Qué sugerencia podemos transmitir?, asumamos el mando de
nuestra vida, evite dejarse llevar por las pasiones, recuerden que la otra
persona no es su enemigo, es eso, una persona que también esta tratando de
vivir y sale a la vida a ganársela, Recuerde que en su casa le espera el hogar,
la familia, los hijos, y lo mas importante, el futuro y la felicidad, las bajas
pasiones dejan una estela de dolor, miserias y sufrimientos.
Luis A. Cárdenas A.
Psicoterapeuta/Escritor
elaprendizdesabio.blogspot.net
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