Una de las paradojas más
significativas que he encontrado dentro de la conducta humana es aquella en
donde existe un agresor y una victima.
En la gran mayoría de los casos existe un hombre que agrede
consuetudinariamente a las mujer, “su mujer”
como si fuera una cosa un objeto, su propiedad, y esta mujer sigue allí,
doblegada, auto marginada, auto anulada,
aceptando lo peor del esclavismo colonial. La pregunta es, ¿por que?
Algún estudioso de la ciencia que esta mas allá de lo físico, diría que ese es
su Karma, algún doctor en ciencias de la educación diría que es falta de
conocimiento, un religioso diría “esa es su cruz” hoy deseo compartir mis
reflexiones.
Ser padre es un arte, es
transmitir la sabiduría de la vida, almacenada en nosotros por El Único
Luminoso, Dios, para hacer libres a seres que vienen a través de nosotros, la
sabiduría se alumbra con el conocimiento, la responsabilidad que asumimos,
queramos o no, es magnánima, sobre todo en esta época en donde lo que es, no es,
y lo que será, no es verdad, lo que creíamos cierto es mentira y la única
verdad es que la verdad evoluciona. Cuando educamos a nuestros hijos, lo
hacemos con la mente y el corazón, cada acto de amor los hace crecer seguro,
cada acto de desprecio lo hace crecer inseguro,
cada acto por usted realizado, cada omisión deja profunda huella en la
evolución emocional del pequeño, hasta el punto que esta huella va a marcar su
conducta en el futuro, sus relaciones, sus adicciones. Cada acto por usted
realizado, conduce a su hijo a la más increíble felicidad o a la miseria más
grande. Esas mujeres que aguantan las injusticias mas grandes, y no hacen nada
para salir de esa situación, están programadas para eso, fueron programadas
como computadoras para emitir una respuestas cuando se les presiona, consciente
o inconscientemente la clavija programada, ahora, ¿quien fue tan nefasto
programador?; la costumbre, las
tradiciones, los medios de comunicación, la familia, la sociedad, a través de
las personas que nos educaron.
María es una excelente dama,
educada, trabajadora y responsable, llego a la universidad y mas allá, varios
postgrados, profesora en la universidad, vive en una excelente urbanización,
una luminaria dirían algunos, sin embargo, su esposo es alcohólico, cuando se
emborracha, le pega, le ofende, y ella sigue allí; Griselda es domestica, labora de sol a sol,
mantiene a sus tres hijos, todos de diferentes padres y además, mantiene a su
compañero. Estas historias son de ficción, aunque pueden ser verdad; estos personajes
fueron programados para actuar de esta manera, y fueron programados en su mas
tierna infancia, les comento algo, cuando el papa, grita, maltrata, golpea,
humilla, chantajea a su hija, esta menor va a buscar el cariño que le negó su
padre en otro hombre, generalmente mayor, teniendo varias parejas, muchos
hijos, mucha marginalidad, va a salir de su hogar a muy temprana edad, quizá
trece años con una barriga. Cuando usted, papá, golpea, ofende, maltrata, lesiona, lacera a su hijo, le hace presenciar
y sentir, conductas de adultos, usted esta programando a su hijo hacia la
homosexualidad o hacia la delincuencia.
Lamentablemente, la educación
formal no soluciona estas conductas,
solamente un arduo trabajo educativo y psicoemocional, donde se establezcan nuevas conexiones
neurales, haciendo que el individuo se de cuenta, esta estrategia puede ayudar
a estas personas. Para esto se hace necesario el compromiso de los diferentes
organismos del estado vinculados con la familia, la sociedad y por supuesto
padres conscientes que desean enfrentar sus propios miedos, sus propias
miserias y desean profundamente dejar en sus hijos verdaderos ejemplos de
hombres y mujeres dispuestos a evolucionar en una sociedad humanista que no
teme salir del marasmo y la comodidad de lo cotidiano, abrirse paso hacia una
verdadera cultura en donde lo principal esta en los niños, los herederos de
esta hermosa patria.
Luis A. Cárdenas A.
Psicoterapeuta/Escritor
elartesanodelasalud@gmail.com
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