Hace
algunos años decidí implantar en la consulta, en las conferencias, charlas y conversatorios una técnica que es
tan antigua como el humano mismo “el abrazo”. Se han dado cuenta ¿cuantos
abrazos damos al día?, apuesto a que la cuenta va desde muy pocos a ninguno, es
que nos cuesta abrir nuestros brazos
para aceptar a otro.
Lo
que ahora voy a compartir, no tiene fidelidad científica, ni esta sometido al
rigorismo de la duda metódica, simplemente son observaciones. Cuando llega un
paciente a la consulta expresando que le encontraron o diagnosticaron la
glicemia alta, lo someto a lo que he llamado la técnica de la abrazoterapia, ¿y
en que consiste? Pues en dar, por lo menos,
diez abrazos diarios y reír a mandíbula batiente por lo menos tres veces
al día, sorprendentemente los niveles de azúcar en la sangre descienden
drásticamente.
Para algunas personas resulta imposible
abrazar, mucho menos mover las comisuras de la boca para sonreír, son serios,
rígidos, estrictos, mal encarados, severos disciplinados al extremo, amargados,
sufren de gastritis, les cuesta relacionarse, además tienen problemas de
tensión y de paso le duelen las rodillas, es decir son inflexibles y todo esto
para esconder un orgullo solapado que los esta matando.
En
algunas sociedades, el abrazo esta mal visto, se piensa que es símbolo de
debilidad o de amaneramiento, solo se permite en ocasiones especiales como fin
de año, cumpleaños, día del padre, de la madre o de cuando nuestro equipo de
futbol gana el partido, por supuesto, “macho que se respete abraza a la novia
pero no a la esposa” y que decir de la actitud hacia los hijos, les comento que
hay algunos padres que no abrazan ni besan a los hijos por temor a perder la
autoridad, o por temor a que el niño varón se pase a la acera de enfrente… nada
mas lejos de la verdad.
El
abrazo es un símbolo universal de amor en acción, el expresa, inicialmente,
alegría, unión, amistad, compañerismo, gratitud, compromiso, humildad, entrega,
y lo que es más importante, nos abrimos a nuevas ideas y compartimos las
propias. El abrazo es una simbiosis en donde esta presente el dar y recibir. En
los momentos de tristeza nada reconforta más que un abrazo, cuando el día de
trabajo no salió bien, un buen abrazo te reanima, cuando queremos que nuestros
pequeños hijos aniden hermosos sueños, nada más nutritivo que un gran abrazo
antes de dormir.
El
abrazo tiene propiedades terapéuticas, al nosotros realizar esta actividad
generamos endorfinas, esta poderosa hormona tiene la facultad de potenciar nuestro
sistema inmunológico, haciéndolo mas fuerte y evitando así padecer de
enfermedades, mejora la tonicidad de la piel evitando las arrugas, además son
tan eficaces que su activación reduce considerablemente el dolor.
Luego
de lo expuesto, imagino que usted esta estimulado a salir corriendo a reclamar
su porción de felicidad, por favor no seamos tampoco extremistas, la idea no es
que abrace a cada persona que se cruza en su camino o que está en la esquina
del semáforo, realice un verdadero acto de humildad abrazando a un aciano, a sus hijos menores o
adolecentes, a su esposo o a su esposa, a sus compañeros de trabajo, al vecino,
a su papá o a su mamá, y aquí me detengo a comentarles que si tiene a sus
padres vivos, hágalo, abrácelos, disfrute de sus viejos, amelos y de gracia s a
Dios porque los tiene vivos.
Llego
el momento de retirar mis manos del computador para llenarlos de familia, para
sus comentarios me pueden escribir a elartesanodelasalud@gmail.com, el
aprendizdesabio.bolgspot.com o escúchame los sábados de 9 a 10 de la mañana por
la cultural 100.3 FM
Luis A. Cárdenas A
Psicoterapeuta/Escritor