Hoy deseo compartir algunas
reflexiones acerca de valores. Algunas personas están empeñadas en desarrollar
la sociedad, sacarla de ese marasmo en donde se encuentra y que nosotros hemos
aceptado. Yo era una de esas personas que
decía y afirmaba que “no hay que sacar a la gente del rancho, hay que sacarle
el rancho de la cabeza a la gente”. Sin embargo, alguien muy sabio me cambio
ese paradigma; con mucha sencillez y humildad me dijo,” Lo que pasa es que
nadie les ha enseñado como”. Luego de reflexionar en como hacerlo, me di cuenta
que la mejor forma de trascender y elevar el nivel de conciencia de la humanidad
es a través de un proceso de maduración
de la sociedad, y este se logra con el desarrollo y perfeccionamiento de los
valores.
La mayoría de los valores esta
siendo violados de una manera aberrante, a cada instante vemos como
consuetudinariamente las mas elementales normas de convivencia son desplazadas
por egos que nos quieren imponer formas de pensamiento retrobados, enquistados,
obscenos, rancios, atrasados, vetustos, añejos. Las personas que pretenden
imponer a ultranza estas energías perversas no se han renovado, por lo tanto,
su mensaje es desfasado y lo que considero mas grave, viola el mas elemental
sentido de respeto.
El respeto es amar al prójimo
como tú te amas y deseas ser tratado, es respetar a nuestros hijos y saber que
ellos están en su propio proceso de evolución, con su propia forma de
pensamiento. Al tratar de imponerles nuestra propia forma de pensamiento, la
cual esta llena de torpezas, miedos angustias, rabias, les estamos tiñendo la
psique con un balde de estiércol, entiéndase que una cosa es educar y otra muy
diferente es violar la libertad de pensamiento.
Una de las formas mas soeces y
groseras de irrespeto, la vemos cuando a el trabajador no se le paga lo que le
corresponde, cuando sus derechos sociales son violentados, cuando se les obliga
a cumplir horas extras, despojándolos del tiempo para su propio desarrollo
individual o colectivo, y el tiempo que pudiera estar con su familia.
Una forma de irrespeto moderno la
vemos cuando el comerciante corrupto, prefiero llamarlo mercenario, esconde o
acapara el producto por intereses personalista, individuales y egoístas para
buscar elevar el precio, dejando a la comunidad sin comestibles o insumos, a
esos que venden su alma por unas monedas les espera un futuro de oprobios,
ignominias e infamias, esa va hacer su cosecha.
Otra forma de transgredir el
respeto la vemos en el racismo religioso. Ahora resulta que ser musulmán es ser
terrorista, además de ser irrespetuoso, demuestra una carencia absoluta de
cultura, una forma de pensamiento que no analiza, por el contrario, acepta todo
lo que se dice sin discernir.
El abuso sexual infantil, la
pedofilia, la pornografía, el machismo, la violencia familiar la venta de
cigarrillos y alcohol a menores, el no participar en el desarrollo de las
comunidades, el esperar que le resuelvan los problemas, el chisme, el criticar
sin base ni fundamento, el aceptar pasivamente los mensajes, propagandas y
programas de tv, todas estas son formas modernas de violentar y transgredir el
respeto.
Discurrir respecto a valores no
es fácil, sin embargo se hace necesario realizar encuentros, “petit comité”,
conversatorios, charlas reuniones familiares y hacer de estos una practica
urbana, tenemos la obligación de madurar a sociedad y hacerla mas humana y esto
solo se va a lograr cuando nos integremos, y el elemento que va a viabilizar
este proceso son los valores, y recuerde “no se educa con el verbo, se educa
con el ejemplo, su ejemplo”
Luis A. Cárdenas A.
Psicoterapeuta/escritor