Hace algunos años, me embarque en
el buque de la vida, en la búsqueda de una de las aventuras mas caóticas que
ser humano alguno haya emprendido; Salí a la vida a buscar la felicidad…
Este viaje ha sido muy largo y
tortuoso, un viaje que me llevo, años, lustros, décadas, uno que otro divorcio,
algún aborto, noviazgos, “arrejuntamiento”,
cartas, tarot, baños, péndulos, un poquito de regresiones, desengaños,
algún atraco, fríos extremos, calores intensos, abandonos y la lista continua y
se hace mas y mas larga a medida que recuerdo, caídas y mas caídas. Es que
cuando la búsqueda se hace desde una conciencia externa, cuando el ego busca
satisfacer sus caprichos, sufrimos.
Una sabia mujer, (mi esposa) me
dijo un día, “para que pienses como ahora piensas, era necesario que vivieras
lo que viviste”, zas, tun, guas, recorcholis, golpe certero el centro de mi
orgullo que deseaba dar lastima, con este comentario, por lo demás lógica
irrefutable, me decía hazte responsable de tus actos.
Un día, caminaba por un vetusto
pueblo lleno de recuerdos, la luz de la tarde se filtraba por los dinteles de
las ventanas, las mujeres caminaban rapidito y los hombres sombrero en mano las
miraban pasar. Por la acera de enfrente un anciano cavilaba, su mirada bailaba
sin detenerse desde el suelo al cielo, parecía que viajaba hacia si mismo, sus
parpados dejaban ver claras arugas que invitaban a conocer y acompañar en ese
misterioso viaje hacia uno mismo, se me acerco, lentamente mi sangre se helo,
me sentí culpable, pensaba que mis pensamientos, carencias e incongruencias
gritaban muy fuerte y el los había escuchado, levanto su rostro, muy lentamente
y con vos queda me dijo, “no viajes mas, no busque la felicidad afuera en donde
solo hallaras ilusión, vacio, dolor y tristeza, búscala allí, en ti, en tu
corazón y esta felicidad será una emoción eterna … saben algo? No entendí lo
que me dijo, estaba atrapado en las redes de una sociedad, externa, consumista
y sórdida que me bamboleaba de un lado a otro, los dioses del dinero, el sexo,
la lujuria, las apariencias, el cuanto tienes, cuanto vales, bombardeaban y
taladraban mi conciencia para mantenerme atrapado y yo me retorcía en ese baño
de estereotipos alienados, fácilmente manipulable, cuanto menos te conozcas
serás mas manipulable.
Recuerdo ahora claramente, el día
en el cual, caí precipitadamente por la cuesta del asco, la repulsión, la
repugnancia, no me aguantaba mas, las caretas me pesaban mucho y ya no tenia
dignidad, el peso de mi verdadero yo, gritaba desde dentro, para ese entonces,
perdí mi casa, el carro, mi familia, los muebles, los amigos, me sentí solo, me
dieron cobijo y refugio junto a una familia que vivía en el cementerio, si es
literal, en el cementerio.
Allí, acompañado por la soledad,
junto a ase gran maestro que es el Maestro del Dolor, inicio mi viaje, mi
peregrinar hacia el punto mas distante que yo había construido, el viaje hacia
mi.
Los días pasaban raudos,
experiencia tras experiencia solidificaba y edificaba un nuevo yo y este
se construía desde la humildad, ya sin
caretas empecé a aceptarme como era, con mis defectos y virtudes, con mis días
buenos y días malos, descubrí que los errores no existen, estos son solo culpas
que otros crearon para hacernos sentir culpables; cuando quieres llegar a un
lugar, debes ubicarte, poner pies firmes y saber que desde el punto donde
estas, iniciaras tu camino, debes llegar a tu objetivo y evaluar los
resultados, la vida es una decisión hermosa de vivir, y tu la creas con tus
pensamientos, tus sentimientos y verbo, si no obtienes lo que quieres, evalúa y
corrige el camino, la experiencia te llenara de conocimiento y sabiduría; la
sabiduría se alumbra con el conocimiento.
La mañana me sorprendió fresca y
prístina, gotitas de Roscio llenaban mi cara, los pájaros cantaban alegres la
salida del sol, los animales de corral, cantaban la alegría de vivir, caballos,
y perros gimoteaban en sus correrías mañaneras, que hermosa es la vida cuando
aprendes a ver los pequeños detalles.
Esa mañana, sentí grandes deseos e
caminar, ahora vivía en una montaña, en la cual, riachuelos cantarines danzaban
acompasadamente con el sonido del agua acariciando las blancas piedrecillas,
cuando la cumbre cedió sus altura para que que me topara con el horizonte,
vetustas casa se distinguían en la niebla, cuerpos inertes, retorcidos, casi
sin vida yacían tendidos en vetustos catres, la soledad, había tomado esos
cuerpos y casi los llevaba a la extinción. Hablar, entender, respetar, empatizar,
servir, fue el habito desarrollado para nutrir a seres lacerados por la
soledad, servir desde el amor, cura todas las enfermedades y eleva nuestra
conciencia llenándonos de paz y libertad. Cuando sirves, te liberas
Cerca de la casa, una hermosa
laguna hacia de hábitat perfecto para una familia de patos, la cual con sus
graznidos creaban melodías que se juntaban con los sonidos del viento y el agua
para crear una sinfonía natural, allí, cavilando en una vieja hamaca, meditaba,
miraba las singulares formas de las nubes. Desde la distancia, me llegaba un
murmullo, será el viento?, pensé, no pienses ; siente, fue lo pude escuchar desde
dentro de mi turbada cabeza.
Pocas semanas pasaron desde este suceso,
luego, en forma dramática, la espiral ascendente de la evolución llego a mi,
ese día, me levante un poco mas tarde de la hora que acostumbraba, así lo
quise, desayune lo que desee, Salí a caminar, un poco mas tarde, así lo quería,
al ver a mi hijo, le abrase un largo tiempo, le dije,“te amo, y porque te amo te digo,
abre tus alas y emprende el vuelo, se lo que tu quieres ser, no lo que otros
quieren que seas, no aceptes pensamiento limitantes, cuestiona las tradiciones,
estas te hacen hacer lo mismo día tras día sin pensar porque, allí no hay
crecimiento, renuévate todos los días, cada día es diferente, porque debemos
ser siempre iguales?,ama a Dios, en cada articulo,
persona, animal, vegetal, el esta allí y en tu corazón, explora, pregunta y se
tu!... allí, hijo mío esta la verdadera felicidad, no en algún lugar, persona o
dinero, allí en la libertad de elegir, en la felicidad de servir, en la armonía
de dar, en los mas sencillos detalles, esta la verdadera felicidad; luego bese
a mi hijo y camine por la senda que conduce al portal, que transporta a nuevas
formas de crecimiento.
Luis A. Cárdenas A.
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